El estrés, las responsabilidades y otros factores pueden afectar la calidad de nuestro sueño. Aunque no siempre podemos controlar lo que sucede en nuestras vidas, sí podemos adoptar hábitos que mejoren nuestro descanso. Si te cuesta dormir bien, sigue estos seis simples pasos para mejorar tu sueño y disfrutar de noches más reparadoras.
Un sueño de calidad empieza por tener un horario consistente. Trata de dormir entre 7 y 8 horas cada noche y acuéstate a la misma hora todos los días, incluidos los fines de semana. Este hábito ayuda a regular tu reloj biológico, facilitando que te duermas y te despiertes más fácilmente.
Tu alimentación también influye en la calidad del sueño. Evita acostarte con hambre, pero tampoco consumas comidas pesadas antes de dormir. Ciertos alimentos y bebidas como la cafeína, el alcohol y la nicotina pueden interferir con el sueño y mantenerte despierto.
Tu habitación debe ser un espacio dedicado al descanso. Manténla oscura, fresca y silenciosa. Evita la luz de pantallas (móviles, tablets, televisión) al menos una hora antes de dormir, ya que su luz azul puede alterar tu ritmo circadiano.
Dormir una siesta corta puede ayudarte a recargar energías durante el día, pero si duermes demasiado o muy tarde, puede afectar tu descanso nocturno. Intenta que las siestas no duren más de 30 minutos y evítalas después de las 3 de la tarde.
La actividad física es fundamental para mejorar la calidad del sueño, pero elige el momento adecuado para ejercitarte. El ejercicio vigoroso justo antes de dormir puede activarte demasiado, así que opta por hacer ejercicio al menos 3 horas antes de irte a la cama.
Es difícil dormir bien cuando tienes la mente llena de preocupaciones. Dedica tiempo antes de acostarte para relajarte y despejar tu mente. Practicar técnicas de relajación, como la meditación, respiración profunda o escribir en un diario, puede ayudarte a liberar tensiones.